dilluns, 11 de juliol del 2011

La recogida de firmas sigue abierta: MANIFIESTO POR UNA PSICOPATOLOGÍA CLÍNICA, QUE NO ESTADÍSTICA.



Mediante el presente escrito, los profesionales e instituciones abajo firmantes, nos manifestamos a favor  de criterios clínicos de diagnosis, y por lo tanto en contra de la imposición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Desórdenes Mentales de la American Psychiatric Association como criterio único en la clínica de las sintomatologías psíquicas.
            
Queremos compartir, debatir y consensuar el conocimiento clínico -logía- sobre el pathos psíquico -padecimiento sintomático, que no enfermedad-  a fin de cuestionar la existencia de una salud psíquica, estadística o normativa, así como la impostura clínica e intelectual del desorden, trastorno, enfermedad mental. También queremos denunciar la imposición del  tratamiento único -terapias tipificadas para trastornos formateados- por el menosprecio que supone a las diferentes teorías y estrategias terapéuticas, y a la libertad de elección de los pacientes. En el momento actual, asistimos al devenir de una clínica cada vez menos dialogante, más indiferente a las manifestaciones del padecimiento psíquico, aferrada a los protocolos y a tratamientos exclusivamente paliativos para  las consecuencias, y no para  sus causas. Tal y como dice G. Berrios (2010) «Nos enfrentamos a una situación paradójica en la que se les pide a los clínicos que acepten un cambio radical en la forma de desarrollar su labor, (ej. abandonar los consejos de su propia experiencia y seguir los dictados de datos estadísticos impersonales) cuando en realidad, las bases actuales de la evidencia no son otras que lo que dicen los estadísticos, los teóricos, los gestores, las empresas (como el Instituto Cochrane) y los inversores capitalistas que son precisamente aquellos que dicen donde se pone el dinero». En consecuencia, manifestamos nuestra defensa de un modelo sanitario,donde la palabra sea un valor a promover y donde cada paciente sea considerado en su particularidad. La defensa de la dimensión subjetiva implica una confianza en lo que cada uno pone en juego para tratar aquello que en él mismo se revela como insoportable, extraño a sí mismo, pero sin embargo familiar. Manifestamos nuestra repulsa a las políticas asistenciales que persiguen la seguridad en detrimento de las libertades y los derechos. A las políticas que, con el pretexto de las buenas intenciones y de la búsqueda del bien del paciente, lo reducen a un cálculo de su rendimiento, a un factor de riesgo o a un índice de vulnerabilidad que debe ser eliminado, poco menos que a la fuerza.

Para cualquier disciplina, la aproximación a la realidad de su campo se hace a través de una teoría. Este saber limitado no tendría que confundirse con La Verdad,  pues, supondría actuar como una ideología o religión,  donde cualquier pensamiento, acontecimiento o incluso el lenguaje utilizado, está al servicio de forzar el re-ligare entre saber y verdad. Todo clínico con un cierto espíritu científico sabe que su teoría es lo que Aristóteles llamaría  un Organon, es decir, una  herramienta de acercamiento a una realidad siempre más plural  y cambiante, y donde las categorías encontradas han de dejar espacio a la manifestación de esa diversidad, permitiendo así una ampliación tanto teórica como práctica. Esta concepción se opone  a la idea de un canon, en el sentido de lo que necesariamente, obligatoriamente y prescriptivamente las cosas son y han de funcionar de determinada manera. Todos sabemos las consecuencias de esta posición que va de lo orientativo a lo normativo, prescriptivo para, finalmente, convertirse en coercitivo. Es ahí donde el saber se convierte en el ejercicio de un poder en tanto sancionador, en un sentido amplio, de lo que obedece o desobedece a ese canon. Ordenación de la subjetividad al Orden Social que reclaman los mercados. Todo para el paciente sin el paciente. Un saber sin sujeto ya es un poder sobre el sujeto. Autoritarismo científico, lo llama J. Peteiro.  Por todo esto queremos manifestar nuestra oposición a la existencia de un Código de Diagnostico Único Obligatorio y Universal.

Por otra parte, el modelo a-teórico del que hace gala el DSM, y que se ha querido confundir con objetividad, nos habla de su falla epistemológica.  Baste recordar su indefinición sobre qué podemos entender como trastorno mental, así como por salud psíquica. Los contenidos de esta taxonomía psiquiátrica responden mucho más a pactos políticos que a observaciones clínicas, lo que da lugar a un problema epistemológico muy grave.

En cuanto al método clasificatorio del DSM, constatamos que se puede clasificar, amontonar o agrupar muchas cosas, pero eso no es establecer una entidad nosográfica en un campo determinado. Por último, y en la misma línea que lo anterior, la estadística empleada en el DSM tiene un punto de partida débil: la ambigüedad del objeto sobre el que se opera, es decir, el concepto de trastorno mental. La estadística se presenta como una técnica, un utensilio que puede ser puesto al servicio de múltiples causas y de todo tipo. Son las personas quienes manejan los ítems y valores de base de la curva estadística, pero también quienes deciden el deslizamiento, más o menos hacia los márgenes de lo que se va  a cuantificar e interpretar posteriormente.
En este contexto de pobreza y confusión conceptual, la próxima publicación del DSM-V supone una clara amenaza: nadie quedará fuera de aquello que se detiene, de lo que enferma. No quedará espacio para la salud, en términos de cambio, de movilidad, de complejidad o de multiplicidad de las formas. Todos enfermos, todos trastornados. Cualquier manifestación de malestar será rápidamente transformada en síntoma de un trastorno que necesita ser medicalizado de por vida. Éste es el gran salto que se realiza sin red epistemológica alguna: de la prevención a la predicción.
Umbrales diagnósticos más bajos para muchos desórdenes existentes o nuevos diagnósticos que podrían ser extremadamente comunes en la población general, de esto nos advierte Allen Frances, jefe de grupo de tareas del DSM IV,  en su escrito Abriendo la caja de Pandora. Refiriéndose a los nuevos trastornos que incluirá el DSM-V, este autor cita algunos de los nuevos diagnósticos problemáticos: el síndrome de riesgo de psicosis, («es ciertamente la más preocupante de las sugerencias. La tasa de falsos positivos sería alarmante del 70 al 75%»). El trastorno mixto de ansiedad depresivaEl trastorno cognitivo menor, («está definido por síntomas inespecíficos... el umbral ha sido dispuesto para    incluir un enorme 13.5% de la población».)  Trastorno de atracones. El trastorno disfuncional del carácter con disforia. El trastorno coercitivo parafílico. El trastorno de hipersexualidad, etc. Aumenta, por tanto, el número de trastornos y aumenta también el campo semántico de muchos de ellos, como el famoso TDAH, ya que se permite el diagnóstico basado sólo en la presencia de síntomas, no requiriendo discapacidad y, además, se reduce a la mitad el número de síntomas requeridos para adultos. El diagnóstico de TDAH también se contempla en presencia de autismo, lo cual implicaría la creación de dos falsas epidemias e impulsaría el uso aumentado de estimulantes en una población especialmente vulnerable.
Si juntamos este manejo estadístico con la heterogeneidad temática de los grupos de trabajo, que se multiplican y que van desde la identidad de género, pasando por la adaptación de los impulsos, hipersexualidad, cambios de humor etc., no podemos obviar que las clasificaciones internacionales pretenden una autonomía total respecto de cualquier marco teórico, y por ende, libre de cualquier tipo de control de rigor epistémico. Sin embargo, no creemos que las clasificaciones y tratamientos puedan ser neutrales respecto a las teorías etiológicas, como se pretende, y al mismo tiempo ser neutrales respecto de la ideología del Control Social, e intereses extra clínicos.

Paul Feyerabend, en El mito de la ciencia y su papel en la sociedad, nos dice: «Básicamente, apenas si hay diferencia alguna entre el proceso que conduce a la enunciación de una nueva ley científica y el proceso que precede a una nueva ley en la sociedad». Parece ser, sigue diciendo este autor en Adiós a la razón, que: «El mundo en que vivimos es demasiado  complejo para ser comprendido por teorías que obedecen a principios (generales) epistemológicos. Y los científicos, los políticos -cualquiera que intente comprender y/o influir en el mundo-, teniendo en cuenta esta situación, violan reglas universales, abusan de los conceptos elaborados, distorsionan el conocimiento ya obtenido y desbaratan constantemente el intento de imponer una ciencia en el sentido de nuestros epistemólogos».

Finalmente, queremos llamar  la atención  del peligro que supone para la clínica de las sintomatologías psíquicas, que los nuevos clínicos estén formateados, deliberadamente, en la ignorancia de la psicopatología clásica, pues,  ésta responde a la dialéctica entre teoría y clínica, entre saber y realidad. Psicopatología clínica que ya no se enseña en nuestras facultades ni en los programas de formación de los MIR y PIR. Y sin embargo, se les alecciona en el paradigma de la indicación... farmacológica:  universalización prescriptiva para todos y para todo, y que en nada se diferencia  de una máquina expendedora de etiquetas  y reponedora de medicación.  El resultado que denunciamos es un desconocimiento de los fundamentos de la  psicopatología, un escotoma importante a la hora de explorar a los pacientes y, en consecuencia, una limitación más que considerable a la hora de diagnosticar.

En tanto que el conocimiento es la forma más ética que tenemos de acercarnos a nuestra plural realidad, no ha de ser un problema la coexistencia de diferentes saberes sobre la complejidad del ser humano.

Por todo ello proponemos llevar a cabo acciones con el objetivo de poner límite a todo este proceso incrementalista de las clasificaciones internacionales, y trabajar con criterios de clasificación que tengan una sólida base psicopatológica y, por tanto, que provengan  exclusivamente de la clínica.

 
Barcelona, a 14 de Abril de 2011



AGRADECEREMOS LA MÁXIMA DIFUSIÓN DE ESTE PRIMER MANIFIESTO (al que seguirán otros de diferentes países).

Información y contacto:  stopdsm@gmail.com

Los Grupos e Instituciones que deseen adherirse a la campaña, pueden enviar un correo a stopdsm@gmail.com

Grupos e Instituciones que apoyan los Manifiestos

    dimecres, 8 de juny del 2011

    dimarts, 31 de maig del 2011

    Habitar la ciudad: prólogo para una tertulia


    Habitar la ciudad

    Jose Manuel Hernández
    Uno de los objetivos fundacionales de Espai Freud, puesto de relieve en  su declaración de principios, es el de llevar a cabo encuentros transdisciplinares en los que el intercambio de ideas y el debate tranquilo se convierta en eje vertebrador a partir del cual  sea posible interrogarnos acerca de  cuestiones más o menos palpitantes, movidos a su vez por un claro denominador común: el de romper el aislamiento que, soberano, gobierna a menudo  nuestra realidad cultural.  Junto a esa primera intención, se hace viva además otra voluntad profundamente vinculada al tema que nos convoca aquí : la firme necesidad de poner en juego al psicoanálisis, con todo lo que dicha operación implica,  por medio de  debates públicos conectados en la forma y el fondo a la configuración sociocultural de la ciudad.  De ese doble movimiento emerge el intento  de sumar  voces y experiencias intelectuales que, debido a la compleja historia intelectual de nuestro país y a una cierta inercia en el funcionamiento de determinadas dinámicas internas, se han ido quedando en los estrechos márgenes del ámbito especializado o, directamente, ausentes de toda reflexión social o humanística.  Así pues,  una de las líneas de actuación de Espai Freud pone de relieve de manera preeminente su profundo y deseoso carácter urbano. De hecho,   no hay duda de que sin el entresijo discursivo y espacial  propios de  la ciudad, una experiencia como la nuestra no hubiese contado con las plataformas adecuadas para poder interrelacionar ámbitos distintos  de lo intelectual. Por otra parte, un rápido  repaso de la historia intelectual del siglo XX demuestra que  el nacimiento del psicoanálisis y su evolución posterior, debe mucho a la consolidación  del  espacio urbano de la modernidad, gracias sobre todo al empuje que el  afianzamiento de nuevas estructuras dará a la circulación de las ideas: la Viena de fin de siglo, por su particular historia cultural, deviene paradigma de esa posibilidad;  más adelante,  en periodos de turbulencias teóricas y ansiadas refundaciones, las ciudades van a seguir cumpliendo una función capital,  posibilitando en gran medida no solo el debate de ideas sino, sobre todo, la interacción con la política a través de la interrogación salvaje propia del siglo pasado.  Es así como el centro de París se convertirá en escenario privilegiado y modelo de la yuxtaposición discursiva de esa tensión. Aún así, antes  de que la ciudad  deviniese agente activo  e indisociable del 68, fue necesario  un  proceso de profundos cambios puestos ya en acto desde el siglo XVIII, que van a ir modificando profundamente no solo las relaciones económicas y sociales sino, también, el imaginario colectivo a través del cual se consolida el discurso de la modernidad y su contraste. Gracias a él,  surgirán diversas experiencias intelectuales y estéticas que, de manera central o colateralmente,  darán cuenta de esa metamorfosis,  celebrándola, poniéndolo en tela de juicio o a través de una ambivalencia de sentido que problematiza la relación que numerosos novelistas, arquitectos, pensadores o poetas mantienen en su obra con ese halo llamado progreso. En ese debate de discursos que en ocasiones se contradicen entre si, el devenir de la historia, impugnado o idealizado, señalado como fuente de todos los males o salvación mesiánica de una humanidad en tránsito de si misma, seguirá a ritmo de locomotora su curso,  encarnándose  definitivamente, a través de círculos concéntricos cada vez más amplios, en el cuerpo de la ciudad.  La reflexión sobre lo urbano, las implicaciones que el desmantelamiento del viejo mundo va a tener en la percepción de la realidad y, sobre todo, el desasosiego producido por los nuevos modelos de representación social y cultural se materializarán, paradigmáticamente, en la poesía de Baudelaire: la lectura que de Les Fleurs du Mal hizo Walter Benjamin constituye un punto de inflexión determinante en la reflexión acerca del nuevo mundo que la ciudad moderna funda, señalando a través de los instrumentos de la reflexión teórica, una serie de constantes que, deformadas por la empuje de las transformaciones incesantes de las relaciones entre las  urbes y sus habitantes, continúan aún vigentes.   A pesar de esa vigencia, la irrupción, en los últimos tiempos, de una serie nueva de factores políticos, económicos y estéticos ha creado la necesidad de volver a pensar algunas cuestiones teóricas estrechamente vinculadas a la mutación que esos nuevos agentes han provocado en la relación entre las ciudades y las personas que las habitan. La construcción institucional de un discurso identitario que revisa, siguiendo  el interés sospechoso de los poderes políticos, los modos de sujeción al  entramado urbano, convertido ya en marca y señuelo de la victoria de los mercados y su ideología,  unido a al fortalecimiento de un cierto y acrítico sentimiento de pertenencia que esos mismos agentes han ido potenciando, constituyen someramente dos de los elementos más significativos de esa deriva ciudadana que algunos, quizás de manera demasiado reductiva, no dejan de asociar a lo postmoderno.
     Bajo el auspicio de la vocación ciudadana de Espai Freud, la tertulia que hoy proponemos pretende la difícil pero acuciante tarea de impugnar, sirviéndose del debate y las ideas, una feroz dimensión cultural que a través del urbanismo, la musealización o la deslegitimación absoluta de modelos alternativos, homogeniza imaginarios   sirviéndose de un discurso falsamente abierto y tolerante. A partir de  estas premisas  quisiéramos tener algo que ver con lo que Michel Foucault definía, en un significativo texto titulado Des espace autres,  como heterotopía: lugares concretos dentro de la yuxtaposición tópica en el que se estructura la ciudad, y en los cuales se ponen en acto procesos  culturales y sociales  invertidos que ponen en tela de juicio o representan, alterándolo, el sentido de los espacios centrales, asumiendo una espacialidad ficticia que, a su vez, posee plena existencia y materialidad. De entre ellos, destaca por su fuerza evocadora uno en particular: aquel que  ofrecería la opción de mantener procesos de desplazamiento sin fin, de resistencia viva y en los que lo que cobra relevancia es el acto mismo de desplazarse, y no la performatividad de cada grupo o individuo: se trata del barco, ámbito  estrechamente vinculado a la figura errante del artista, nuevo dispositivo espacial, “heterotopía por excelencia”, “lugar sin lugar” en constante flotación y deriva,  que da aliento y posibilita la creación de imaginarios.


    Referencias

    Michel Foucault, Espacios diferentes, en  Estética, ética y hermenéutica. Obras esenciales, vol. III, trad. de Ángel Gabilondo, Barcelona,  Paidós, 1999. pp. 431-441.
    Walter Benjamin, Charles Baudelaire, "Tableaux parisiens", en Obras. Libro IV/vol. 1, trad. de Alfredo Brotons, Madrid, Abada 2008




    dimecres, 18 de maig del 2011

    Les tertúlies d'Espai Freud: Cafè Freud






    Amb
    Cafè Freud desitgem connectar amb la renovada
    i sempre clàssica tradició de les tertúlies per parlar
    i debatre sobre qüestions de l'actualitat més propera.
    Sense cap requisit previ per a participar-hi,
    només amb l'ànim d'avançar cap a un intercanvi
    de pensaments i diferències. Voldríem que
    Cafè Freud es convertís en un espai de confluències,
    on els diferents camps del saber tinguin cabuda.





    Us convidem a participar en la primera tertúlia:




    dimecres, 1 de juny, a les 21:00 hores



    HABITAR LA CIUTAT:
    VIDA URBANA I ESPAI PÚBLIC



    invitada: ITZIAR GONZÀLEZ, arquitecta.




    lloc:

    CINCÓMONOS, espai d'art
    Consell de Cent, 283. BCN

    Entrada lliure.




    organitza:


    informació: espaifreud@gmail.com
    http://espaifreud.blogspot.com
    telèfon: 932.116.921



    "La conversa que som és sempre una conversa
    inacabada. No hi ha paraula que posi el punt
    final, com tampoc no existeix una paraula
    primera. Qualsevol paraula ja és sempre
    i per ella mateixa resposta, i equival sempre
    a plantejar una pregunta nova" (H. - G. Gadamer).



    Les tertúlies d'Espai Freud:

    dijous, 12 de maig del 2011

    dijous, 14 d’abril del 2011

    MANIFIESTO A FAVOR DE UNA PSICOPATOLOGÍA CLÍNICA, QUE NO ESTADÍSTICA.




    Mediante el presente escrito, los profesionales e instituciones abajo firmantes, nos manifestamos a favor  de criterios clínicos de diagnosis, y por lo tanto en contra de la imposición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Desórdenes Mentales de la American Psychiatric Association como criterio único en la clínica de las sintomatologías psíquicas.
                
    Queremos compartir, debatir y consensuar el conocimiento clínico -logía- sobre el pathos psíquico -padecimiento sintomático, que no enfermedad-  a fin de cuestionar la existencia de una salud psíquica, estadística o normativa, así como la impostura clínica e intelectual del desorden, trastorno, enfermedad mental. También queremos denunciar la imposición del  tratamiento único -terapias tipificadas para trastornos formateados- por el menosprecio que supone a las diferentes teorías y estrategias terapéuticas, y a la libertad de elección de los pacientes. En el momento actual, asistimos al devenir de una clínica cada vez menos dialogante, más indiferente a las manifestaciones del padecimiento psíquico, aferrada a los protocolos y a tratamientos exclusivamente paliativos para  las consecuencias, y no para  sus causas. Tal y como dice G. Berrios (2010) «Nos enfrentamos a una situación paradójica en la que se les pide a los clínicos que acepten un cambio radical en la forma de desarrollar su labor, (ej. abandonar los consejos de su propia experiencia y seguir los dictados de datos estadísticos impersonales) cuando en realidad, las bases actuales de la evidencia no son otras que lo que dicen los estadísticos, los teóricos, los gestores, las empresas (como el Instituto Cochrane) y los inversores capitalistas que son precisamente aquellos que dicen donde se pone el dinero». En consecuencia, manifestamos nuestra defensa de un modelo sanitario donde la palabra sea un valor a promover y donde cada paciente sea considerado en su particularidad. La defensa de la dimensión subjetiva implica una confianza en lo que cada uno pone en juego para tratar aquello que en él mismo se revela como insoportable, extraño a sí mismo, pero sin embargo familiar. Manifestamos nuestra repulsa a las políticas asistenciales que persiguen la seguridad en detrimento de las libertades y los derechos. A las políticas que, con el pretexto de las buenas intenciones y de la búsqueda del bien del paciente, lo reducen a un cálculo de su rendimiento, a un factor de riesgo o a un índice de vulnerabilidad que debe ser eliminado, poco menos que a la fuerza.

    Para cualquier disciplina, la aproximación a la realidad de su campo se hace a través de una teoría. Este saber limitado no tendría que confundirse con La Verdad,  pues, supondría actuar como una ideología o religión,  donde cualquier pensamiento, acontecimiento o incluso el lenguaje utilizado, está al servicio de forzar el re-ligare entre saber y verdad. Todo clínico con un cierto espíritu científico sabe que su teoría es lo que Aristóteles llamaría  un Organon, es decir, una  herramienta de acercamiento a una realidad siempre más plural  y cambiante, y donde las categorías encontradas han de dejar espacio a la manifestación de esa diversidad, permitiendo así una ampliación tanto teórica como práctica. Esta concepción se opone  a la idea de un canon, en el sentido de lo que necesariamente, obligatoriamente y prescriptivamente las cosas son y han de funcionar de determinada manera. Todos sabemos las consecuencias de esta posición que va de lo orientativo a lo normativo, prescriptivo para, finalmente, convertirse en coercitivo. Es ahí donde el saber se convierte en el ejercicio de un poder en tanto sancionador, en un sentido amplio, de lo que obedece o desobedece a ese canon. Ordenación de la subjetividad al Orden Social que reclaman los mercados. Todo para el paciente sin el paciente. Un saber sin sujeto ya es un poder sobre el sujeto. Autoritarismo científico, lo llama J. Peteiro.  Por todo esto queremos manifestar nuestra oposición a la existencia de un Código de Diagnostico Único Obligatorio y Universal.

    Por otra parte, el modelo a-teórico del que hace gala el DSM, y que se ha querido confundir con objetividad, nos habla de su falla epistemológica.  Baste recordar su indefinición sobre qué podemos entender como trastorno mental, así como por salud psíquica. Los contenidos de esta taxonomía psiquiátrica responden mucho más a pactos políticos que a observaciones clínicas, lo que da lugar a un problema epistemológico muy grave.

    En cuanto al método clasificatorio del DSM, constatamos que se puede clasificar, amontonar o agrupar muchas cosas, pero eso no es establecer una entidad nosográfica en un campo determinado. Por último, y en la misma línea que lo anterior, la estadística empleada en el DSM tiene un punto de partida débil: la ambigüedad del objeto sobre el que se opera, es decir, el concepto de trastorno mental. La estadística se presenta como una técnica, un utensilio que puede ser puesto al servicio de múltiples causas y de todo tipo. Son las personas quienes manejan los ítems y valores de base de la curva estadística, pero también quienes deciden el deslizamiento, más o menos hacia los márgenes de lo que se va  a cuantificar e interpretar posteriormente.
    En este contexto de pobreza y confusión conceptual, la próxima publicación del DSM-V supone una clara amenaza: nadie quedará fuera de aquello que se detiene, de lo que enferma. No quedará espacio para la salud, en términos de cambio, de movilidad, de complejidad o de multiplicidad de las formas. Todos enfermos, todos trastornados. Cualquier manifestación de malestar será rápidamente transformada en síntoma de un trastorno que necesita ser medicalizado de por vida. Éste es el gran salto que se realiza sin red epistemologíca alguna: de la prevención a la predicción.
    Umbrales diagnósticos más bajos para muchos desórdenes existentes o nuevos diagnósticos que podrían ser extremadamente comunes en la población general, de esto nos advierte Allen Frances, jefe de grupo de tareas del DSM IV,  en su escrito Abriendo la caja de Pandora. Refiriéndose a los nuevos trastornos que incluirá el DSM-V, este autor cita algunos de los nuevos diagnósticos problemáticos: el síndrome de riesgo de psicosis, («es ciertamente la más preocupante de las sugerencias. La tasa de falsos positivos sería alarmante del 70 al 75%»). El trastorno mixto de ansiedad depresivaEl trastorno cognitivo menor, («está definido por síntomas inespecíficos... el umbral ha sido dispuesto para    incluir un enorme 13.5% de la población».)  Trastorno de atracones. El trastorno disfuncional del carácter con disforia. El trastorno coercitivo parafílico. El trastorno de hipersexualidad, etc. Aumenta, por tanto, el número de trastornos y aumenta también el campo semántico de muchos de ellos, como el famoso TDAH, ya que se permite el diagnóstico basado sólo en la presencia de síntomas, no requiriendo discapacidad y, además, se reduce a la mitad el número de síntomas requeridos para adultos. El diagnóstico de TDAH también se contempla en presencia de autismo, lo cual implicaría la creación de dos falsas epidemias e impulsaría el uso aumentado de estimulantes en una población especialmente vulnerable.
    Si juntamos este manejo estadístico con la heterogeneidad temática de los grupos de trabajo, que se multiplican y que van desde la identidad de género, pasando por la adaptación de los impulsos, hipersexualidad, cambios de humor etc., no podemos obviar que las clasificaciones internacionales pretenden una autonomía total respecto de cualquier marco teórico, y por ende, libre de cualquier tipo de control de rigor epistémico. Sin embargo, no creemos que las clasificaciones y tratamientos puedan ser neutrales respecto a las teorías etiológicas, como se pretende, y al mismo tiempo ser neutrales respecto de la ideología del Control Social, e intereses extra clínicos.

    Paul Feyerabend, en El mito de la ciencia y su papel en la sociedad, nos dice: «Básicamente, apenas si hay diferencia alguna entre el proceso que conduce a la enunciación de una nueva ley científica y el proceso que precede a una nueva ley en la sociedad». Parece ser, sigue diciendo este autor en Adiós a la razón, que: «El mundo en que vivimos es demasiado  complejo para ser comprendido por teorías que obedecen a principios (generales) epistemológicos. Y los científicos, los políticos -cualquiera que intente comprender y/o influir en el mundo-, teniendo en cuenta esta situación, violan reglas universales, abusan de los conceptos elaborados, distorsionan el conocimiento ya obtenido y desbaratan constantemente el intento de imponer una ciencia en el sentido de nuestros epistemólogos».

    Finalmente, queremos llamar  la atención  del peligro que supone para la clínica de las sintomatologías psíquicas, que los nuevos clínicos estén formateados, deliberadamente, en la ignorancia de la psicopatología clásica, pues,  ésta responde a la dialéctica entre teoría y clínica, entre saber y realidad. Psicopatología clínica que ya no se enseña en nuestras facultades ni en los programas de formación de los MIR y PIR. Y sin embargo, se les alecciona en el paradigma de la indicación... farmacológica:  universalización prescriptiva para todos y para todo, y que en nada se diferencia  de una máquina expendedora de etiquetas  y reponedora de medicación.  El resultado que denunciamos es un desconocimiento de los fundamentos de la  psicopatología, un escotoma importante a la hora de explorar a los pacientes y, en consecuencia, una limitación más que considerable a la hora de diagnosticar.

    En tanto que el conocimiento es la forma más ética que tenemos de acercarnos a nuestra plural realidad, no ha de ser un problema la coexistencia de diferentes saberes sobre la complejidad del ser humano.

    Por todo ello proponemos llevar a cabo acciones con el objetivo de poner límite a todo este proceso incrementalista de las clasificaciones internacionales, y trabajar con criterios de clasificación que tengan una sólida base psicopatológica y, por tanto, que provengan  exclusivamente de la clínica.

    Barcelona, a 14 de Abril de 2011


    PARA FIRMAR EL MANIFIESTO PULSAR AQUÍ.


    AGRADECEREMOS LA MÁXIMA DIFUSIÓN DE ESTE PRIMER MANIFIESTO (al que seguirán otros de diferentes países).

    Información y contacto:  stopdsm@gmail.com




    dissabte, 26 de març del 2011

    En el marco de la campaña A favor de una psicopatología clínica, que no estadística:

    En este Congreso se organizarán varias mesas para debatir el DSM y otros manuales de clasificación.